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Esp. Neurología

¿Qué es el ictus en medicina y por qué sucede?

El ictus es una emergencia causada por la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro. Sus síntomas aparecen de forma súbita y requieren atención inmediata; prevenirlo implica controlar factores de riesgo como hipertensión, diabetes y tabaquismo.

¿Qué significa ictus? 

Cuando hablamos de ictus en medicina, nos referimos a una alteración súbita en la circulación sanguínea del cerebro, que termina interrumpiendo o reduciendo el flujo de sangre hacia una región específica del tejido cerebral. En pocas palabras, esto significa que las neuronas dejan de recibir el oxígeno y los nutrientes esenciales, lo que puede llevar a daños cerebrales en poco tiempo. Vale la pena resaltar que el ictus es una emergencia médica; su impacto puede ser tan fuerte que, si no se actúa rápido, las secuelas pueden ser permanentes. 

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En Colombia, el ictus ocupa un lugar preocupante entre las principales causas tanto de discapacidad adquirida como de mortalidad, sobre todo en personas mayores. Sin embargo, nadie está exento, ya que puede presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque es más común en quienes tienen factores de riesgo cardiovascular. Por eso, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia insisten en la importancia de campañas de concientización y prevención. El ictus no solo afecta a quien lo sufre, sino que representa una carga significativa para la familia y el sistema de salud. 

Diferencia entre ictus y ataque isquémico transitorio (AIT) 

El ataque isquémico transitorio, conocido como AIT, tiene síntomas que se parecen mucho a los del ictus: debilidad en alguna parte del cuerpo, dificultades para hablar e incluso pérdida momentánea de la visión. Sin embargo, es clave tener en cuenta que, en el AIT, los síntomas son pasajeros y suelen desaparecer en menos de 24 horas, sin dejar secuelas permanentes. El AIT es una especie de campanazo de alerta, pues indica un riesgo elevado de sufrir un ictus verdadero si no se actúa con medidas preventivas. 

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Mientras que el ictus puede provocar daños neurológicos irreversibles si no se trata a tiempo, el AIT ofrece una ventana de oportunidad, ya que es reversible. Eso sí, requiere de una valoración médica urgente para evitar complicaciones. Diferenciar entre ambos eventos es fundamental, tanto para los médicos como para las personas en general. Por ejemplo, un paciente en Bogotá que sufre un AIT puede acceder a un tratamiento preventivo y a un seguimiento especializado, evitando así llegar a una situación más grave. Eso demuestra la importancia de la atención oportuna y el acceso a especialistas en neurología. 

Tipos principales de ictus 

Ictus isquémico 

El ictus isquémico es, sin duda, el más común. Ocurre cuando una arteria del cerebro se tapa, casi siempre por un coágulo de sangre. Esto bloquea el paso de la sangre y deja al cerebro sin oxígeno. En Colombia y en el mundo, el ictus isquémico representa cerca del 80% de los casos. Entre los factores que suelen influir en su aparición están: 

  • Hipertensión arterial 

  • Fibrilación auricular 

  • Diabetes 

  • Aterosclerosis 

Aquí el tiempo es oro: un tratamiento rápido puede marcar la diferencia para restablecer el flujo sanguíneo y minimizar el daño cerebral. En varios hospitales de Bogotá ya existen protocolos específicos para estos casos, lo cual mejora notablemente el pronóstico de los pacientes. Por ejemplo, la trombólisis intravenosa—que utiliza medicamentos para disolver el coágulo si el paciente llega a tiempo—es una de las intervenciones más efectivas. Además, contar con unidades especializadas en neurología y equipos multidisciplinarios aumenta las probabilidades de recuperación. 

Ictus hemorrágico 

Por otro lado, el ictus hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe y provoca una hemorragia interna. Aunque es menos frecuente que el isquémico, suele ser más grave y presenta mayores riesgos de complicaciones. Las causas más habituales incluyen: 

  • Hipertensión arterial mal controlada 

  • Malformaciones de los vasos sanguíneos 

  • Traumatismos en la cabeza 

En estos casos, la hemorragia genera presión sobre el tejido cerebral, lo que puede causar daño rápido y severo. Por eso, acceder de inmediato a servicios de neurología en Bogotá es vital para mejorar la atención y reducir la mortalidad asociada a este tipo de ictus. En ciertos escenarios, se requiere intervención quirúrgica para evacuar el hematoma y controlar la presión dentro del cráneo. Los hospitales de alta complejidad en Colombia cuentan con equipos de neurocirugía que permiten abordar estos cuadros de manera integral. 

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Signos de alarma y síntomas clave 

Los síntomas de un ictus suelen aparecer de repente y exigen atención médica inmediata. Entre los más reconocidos están: 

  • Debilidad o adormecimiento repentino en la cara, el brazo o la pierna (especialmente si ocurre solo en un lado del cuerpo) 

  • Dificultades para hablar o entender lo que otros dicen 

  • Pérdida repentina de visión en uno o ambos ojos 

  • Mareo 

  • Problemas de equilibrio o coordinación 

  • Dolor de cabeza intenso sin causa aparente 

En Bogotá y en el resto del país, es clave que la gente aprenda a identificar estos signos para pedir ayuda médica lo más pronto posible. Actuar rápido puede ser la diferencia entre una recuperación total y secuelas permanentes. Un truco sencillo que se ha difundido en Colombia es la regla "FAST" (Face, Arm, Speech, Time), que ayuda a recordar en qué poner atención y resalta lo fundamental que es el factor tiempo en la atención del ictus. Las campañas de salud pública han hecho énfasis en esto para lograr mejores resultados en los pacientes. 

¿Qué es el código ictus y cómo opera en emergencias? 

El código ictus es un protocolo médico que se ha implementado en varias ciudades del país, incluyendo Bogotá, para garantizar una atención rápida y coordinada de quienes presentan síntomas de ictus. Este sistema permite que los servicios de emergencia, los hospitales y los equipos de neurología trabajen en conjunto para reducir el tiempo que transcurre entre la aparición de los síntomas y el inicio del tratamiento. 

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Cuando se activa el código ictus, el paciente es trasladado con prioridad a centros hospitalarios que cuentan con la capacidad de ofrecer tratamientos especializados, como la trombólisis intravenosa o procedimientos endovasculares. En pocas palabras, la aplicación efectiva de este protocolo aumenta las probabilidades de recuperación y disminuye la mortalidad por ictus en la población local. En Bogotá, tanto instituciones públicas como privadas han adoptado el código ictus, y su éxito depende en gran medida de la capacitación continua del personal de salud y de la sensibilización de la comunidad para identificar y reportar los síntomas de inmediato. Además, este protocolo incluye la coordinación con ambulancias medicalizadas y la comunicación directa con las unidades de neurología, lo que agiliza todo el proceso de atención. 

Factores de riesgo y prevención 

Factores modificables y no modificables 

Cuando se habla de factores de riesgo para el ictus, es importante distinguir entre los que podemos modificar y los que no. 

Factores modificables: 

  • Hipertensión arterial 

  • Diabetes 

  • Colesterol elevado 

  • Tabaquismo 

  • Consumo excesivo de alcohol 

  • Obesidad 

  • Sedentarismo 

Factores no modificables: 

  • Edad avanzada 

  • Antecedentes familiares de ictus 

  • Sexo (mayor riesgo en hombres) 

  • Ciertas condiciones genéticas 

Aunque es cierto que no podemos cambiar algunos aspectos, sí es clave identificarlos para fortalecer las medidas preventivas en quienes tienen mayor riesgo. Por ejemplo, un adulto mayor con historia familiar de ictus debería asistir a chequeos médicos frecuentes y adoptar hábitos saludables, así no pueda modificar su genética. 

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Medidas preventivas efectivas para evitar un ictus 

La mejor estrategia para evitar un ictus está en el control de los factores de riesgo y en la adopción de hábitos saludables: 

  • Mantener la presión arterial en niveles óptimos 

  • Controlar la glucosa en sangre 

  • Llevar una dieta balanceada baja en grasas saturadas y sal 

  • Hacer ejercicio de forma regular 

  • Evitar el cigarrillo 

  • Moderar el consumo de alcohol 

El acceso a programas educativos, la realización de chequeos médicos periódicos y el conocimiento de los síntomas de alarma son herramientas fundamentales para prevenir el ictus en Colombia. Además, quienes deseen profundizar en este campo pueden encontrar valiosas oportunidades para Estudiar Especialización en Neurología en la Pontificia Universidad Javeriana, así como alternativas para Estudiar Neurología en ColombiaEstudiar Neurología y Estudiar Neurología en Bogotá. Estas opciones permiten fortalecer y actualizar las competencias en la atención integral del ictus y otras enfermedades neurológicas. 

En el país, entidades como la Asociación Colombiana de Neurología y la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá impulsan campañas de prevención y educación comunitaria enfocadas en reducir la incidencia del ictus. Además, la integración entre la atención primaria en salud y los servicios de neurología especializada facilita la detección oportuna y el manejo adecuado de los factores de riesgo, ayudando así a disminuir la carga de enfermedad y a mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familias. 

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